dijous, 27 de setembre del 2012

El peligro de las pensiones




pensionistas

Quién nos iba a decir a las personas de mi generación que hemos trabajado gran parte de nuestra vida laboral como burros todo a base de esfuerzo físico -ya que carecíamos de maquinaria industrial para ello- que cuando nos jubilaríamos por culpa de algunos políticos -que han llevado al país a la ruina con casi seis millones de personas sin empleo que ni cobran ni cotizan- peligrarían nuestras pensiones. Cuando ellos con sus políticas con pocos años de fastidiar al pueblo ya las tienen seguras.

La Seguridad Social ha alcanzado un punto de inflexión tras entrar en déficit estructural el pasado agosto. Aunque el sistema acumuló un superávit presupuestario del 0,3% del Producto Interno Bruto (PIB) en los primeros ocho meses del año, la realidad de las cuentas es bastante más dramática: los recursos propios de la Seguridad Social (cotizaciones sociales) ya no alcanzan para pagar el volumen concreto de gastos que le corresponden (pensiones y prestaciones contributivas). La entrada en números rojos faculta legalmente al Gobierno para echar mano por primera vez del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la conocida hucha de las pensiones.

De hecho, el pasado mes de junio, el Gobierno ya tuvo que recurrir a un fondo extraordinario para podernos pagar de la extra de verano. En concreto, empleó 4.400 millones de euros procedentes del Fondo de Prevención y Rehabilitación, en donde se acumulan los excedentes de las mutuas por accidentes de trabajo, para sufragar dicha partida. Su uso, prácticamente, agotó el Fondo -apenas quedan algo más de 400 millones-, que es considerado como la última barrera antes de tener que acudir al Fondo de Reserva.

Las últimas cifras que arroja la Seguridad Social abren ahora de par en par la posibilidad de recurrir a la hucha de las pensiones para poder seguir pagando las prestaciones contributivas. Y es que, el sistema se divide, a grandes rasgos, en dos ejes -a partir de 2013 se procederá a la separación plena de las fuentes de financiación-: el nivel contributivo, encargado de financiar las pensiones y subsidios a los que tienen derecho todas aquellas personas que hayan cotizado previamente; y el nivel no contributivo, es decir, pensiones -mínimas, en su mayoría- y subsidios que sufraga el Estado -vía presupuestos-, pese a que sus beneficiarios no han cotizado lo suficiente o incumplen las condiciones exigidas por la Seguridad Social. Lo que ha entrado en déficit es, precisamente, el nivel contributivo, es decir, el núcleo del sistema.

El conjunto de la Seguridad Social -nivel contributivo y no contributivo- registró un superávit de 2.721,08 millones de euros hasta agosto (0,3% del PIB) frente a los 4.817,55 millones acumulados en el mismo período del pasado año, según publicó el martes el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Los ingresos (derechos reconocidos por operaciones no financieras) se situaron en 81.676,52 millones de euros (0,19% más), mientras que los gastos (obligaciones reconocidas) crecieron hasta los 78.955,44 millones (2,93% más).

Sin embargo, este superávit se debe casi en exclusiva al aumento de transferencias corrientes por parte del Estado para financiar las prestaciones de carácter no contributivo. Dicha partida alcanzó los 7.562 millones de euros hasta agosto, 1.440,49 millones más que en el mismo período del pasado año, un aumento del 23,5% interanual. La Seguridad ya ha recibido el 85,3% del total de las aportaciones que contempla los Presupuestos Generales del Estado.

Tal y como señala el propio Ministerio, "esta circunstancia es determinante en el resultado obtenido, puesto que en términos homogéneos, los ingresos no financieros reflejarían un descenso del 1,58%, y por tanto el resultado presupuestario se situaría en 1.280,59 millones de euros". Es decir, sin esas transferencias extra, el superávit del conjunto del sistema apenas se sitúa en el 0,1% del PIB, un 73,4% menos que en el mismo período de 2011.

Lo más relevante del informe, sin embargo, no radica en el superávit mayor o menor de todo el sistema, sino en las cuentas del nivel contributivo, el grueso de la Seguridad Social. No en vano, las cotizaciones sociales representan más del 83% de los ingresos no financieros del sistema, mientras que las pensiones y prestaciones contributivas equivalen a casi el 90% del gasto total.

Por el lado de los ingresos, la recaudación por cotizaciones sociales cayó un 2,58% interanual hasta el pasado agosto, situándose en 68.149,59 millones de euros, como resultado del descenso del número de ocupados en un 3,52%.

Por el lado de los gastos, sin embargo, el pago de pensiones y prestaciones contributivas ascendió a 70.911,56 millones de euros, un aumento del 3,39% interanual, como consecuencia del incremento del número de pensionistas y la revalorización de todas las pensiones.

Como resultado, la Seguridad Social registró un déficit en su nivel contributivo de 2.762 millones de euros, casi el 0,2% del PIB. Se trata de un punto de inflexión, ya que en el mismo período del pasado año, estas mismas partidas reflejaban un superávit de casi 1.370 millones de euros. Dicho de otro modo, los recursos propios de la Seguridad Social ya no alcanzan para cubrir los gastos propios del sistema.