dimecres, 8 d’agost del 2012

El ‘hereu’, en la cuerda floja



oriol pujol

Mientras estos periódicos y TV de Cataluña callan todo lo que arrastra Convergéncia Democratica de Catalunya (CDC) solo por el hecho de coger un buen pellizco de dinero en subvenciones de mis impuestos y del resto de los catalanes, yo continuaré denunciando todo lo que conozca para que se sepa quiénes son estos que nos gobiernan en Cataluña.

Oriol Pujol -foto- es hijo del político más influyente de Cataluña desde la restauración de la democracia, pero suele presentarse en público como “el hijo de Marta Ferrussola”. No utiliza el nombre de su madre solo para huir de la asfixiante sombra de su padre Jordi Pujol, sino para justificar un carácter que poco tiene que ver con el que fuera presidente de la Generalitat durante 23 años.

Pujol hijo -Zumosol para sus socios de negocios- es todo impulso. No son pocos en su partido quienes desearían en él un poco más de seny -juicio- pujolista y menos impulsividad materna. Pero ello no ha impedido que el hereu -heredero- o El Príncipe, como le conocen en las filas nacionalistas, haya tomado las riendas de Convergència Democràtica, el partido que su padre fundó en 1974. Ahora se enfrenta a una lluvia de acusaciones de haber impulsado una trama para amañar concursos públicos.

Nacido en 1966, Oriol es el quinto del total de siete hijos que han tenido el matrimonio Jordi Pujol y Marta Ferrussola, y el único que ha decidido seguir el camino de la política. Dos de sus hermanos mayores, Jordi y Josep, optaron por la empresa privada, un camino que no les apartó de las polémicas debido a su habitual tendencia a cerrar negocios a la sombra de la Generalitat y a acumular acusaciones de clientelismo.

Oriol, en cambio, siempre optó por la política, primero en la universidad, donde militó en la Federació Nacional d'Estudiants de Catalunya -Federación Nacional de Estudiantes de Cataluña- (FNEC), y después directamente en el despacho oficial. A los 29 años y tras estudiar veterinaria y un máster en dirección de empresas, fue aupado al cargo de director general de Asuntos Interdepartamentales de la Generalitat, muy cerca de su padre. Antes de esto, su progenitor ya le había entreabierto las puertas del poder como jefe de servicio del gabinete técnico de la Presidencia. Eso, y haber mamado poder en su casa desde que nació, con lo cual se paseaba por la Generalitat como si fuera su propia casa.

Oriol forma parte del grupo que influyó decisivamente para que Jordi Pujol optara en 1999 por Artur Mas como su delfín en Convergència Democràtica. El entonces presidente catalán tenía que decidir entre Mas y el siempre moderado Josep Antoni Duran i Lleida. Un grupo de jóvenes de treinta y pocos años, en el que estaban Oriol, Francesc Homs, actual secretario general de la Presidencia, y David Madí, estratega nacionalista ahora apartado de la primera línea, encabezaban ese grupo. Les unía un ferviente independentismo que venía a romper con el habitual temple pujolista y que fue decisivo para que Artur Mas pasara a encabezar el partido.

Con el ascenso de Mas al liderazgo de Convergència en 1999, Oriol Pujol y Madí se convirtieron en su guardia pretoriana, el núcleo duro convergente. Bajo el influjo de este grupo, Mas pasó de ser un político con escaso carisma -él mismo se definía como un “técnico”- a cimentar el partido sobre bases nítidamente soberanistas. Ni dos derrotas consecutivas en su carrera para conquistar la Generalitat rompieron su núcleo de colaboradores.

Durante la travesía del desierto, cuando la izquierda gobernó Cataluña durante siete años, Pujol fue clave para que CDC fuera virando hacia posiciones soberanistas sin romper con el habitual pragmatismo del fundador. Solo esto último explica que Artur Mas lleve 15 meses presidiendo la Generalitat con el apoyo del Partido Popular mientras aboga por un programa cada vez más rupturista.

El creciente soberanismo de Convergència llevó a Oriol Pujol a tener no pocos enfrentamientos con los sectores más moderados y especialmente con Josep Antoni Duran i Lleida, el líder de la otra parte de la federación, Unió Democràtica. Sus disputas llegaron a tener tintes vodevilescos, para regocijo de la izquierda, como cuando Oriol Pujol cuestionó la candidatura de Duran a las elecciones generales porque, decía, antes se tenía que “pulir” el perfil del democristiano.

Desde que Mas llegó a la presidencia de la Generalitat, hace un año y medio, Oriol Pujol no ha dejado de ganar peso dentro de Convergència. Primero fue portavoz parlamentario de CiU en Cataluña, después presidente del grupo. Quienes negocian habitualmente con él desde la oposición destacan que es alguien de “fiar”, pero a veces les sorprende su poca capacidad de decisión. “El cargo que tiene no va acorde con el poder real que ejerce”, dicen de él. Y el cargo no es otro, desde marzo, que el de secretario general del partido.

Es en calidad de todos estos cargos que la trama corrupta que pretendía amañar las concesiones de estaciones de ITV contactó con él para, posteriormente, hacerle partícipe del negocio, según concluye la Agencia Tributaria. El “háblalo con Oriol” se convirtió en norma de la trama, según las conversaciones intervenidas por los investigadores.

Su presunta colaboración con el grupo corrupto causa estupor en un partido cuyas bases dan por seguro que Oriol Pujol está llamado a convertirse en presidente de la Generalitat algún día. En un partido que funciona casi como una dinastía y una Administración autonómica diseñada a imagen y semejanza de Convergència, Pujol encaja perfectamente con las aspiraciones de su padre, que ya en 2007 aseguró que el joven político tenía “grandes cualidades para ser presidente de la Generalitat”.

El entorno de Pujol ya está preparando el camino para una larga batalla legal. Para blindarle ante las bases nacionalistas Convergència ya ha hecho correr el mensaje de que Pujol es víctima de una operación judicial y mediática para hundir a Convergència justo en el momento en que el Gobierno catalán ha puesto en marcha su ofensiva de todo o nada para conseguir el pacto fiscal. Jordi Pujol recurrió al mismo argumento con el caso Banca Catalana a comienzos de los 80. En eso, Oriol sí ha salido a su padre.