divendres, 10 d’agost del 2012

El comunista farsante


un comumunista farsante

Desde hace varios años escribo en este blog y debido a mi convicción siempre he intentado escribir con respeto y respetar a todas las personas a las que he citado en mis artículos, pero a veces me hierve la sangre cuando escribo algo referente a hipócritas y sinvergüenzas como Juan Manuel Sánchez Gordillo.

¿Pero quién es este personajillo que ha levantado tanto revuelo estos últimos días? Juan Manuel Sánchez Gordillo, nació en Marinaleda (Sevilla), el 5 de febrero de 1952, es un político, sindicalista, profesor de historia, alcalde de esta ciudad de 2780 habitantes y diputado por Izquierda Unida (IU) en el Parlamento de Andalucía, y “presume de ser comunista”.

Este comunista que quiere ser solidario con los pobres y necesitados de esta preciosa región de España incitando a los demás para que roben comida en los supermercados tuvo la desfachatez de decir que él no cometió ningún delito porque no pisó el supermercado y se limitó a realizar "maniobras de distracción" para que otros sindicalistas pudieran llevarse alimentos básicos de un supermercado. No obstante la cadena Mercadona que uno de sus supermercados fue asaltado por estos indeseables presentó una denuncia contra Sánchez Gordillo por agresión ya que tres trabajadoras del supermercado sufrieron daños físicos leves durante el asalto.

Este individuo no es un demócrata, ni lo ha sido nunca, sino un fanático que utiliza la democracia para alcanzar su utopía, pisando los derechos de los demás, ciscándose en la libertad del prójimo, como cualquier fascista o estalinista que considera que su verdad es más verdadera que la de los demás, y que la justicia es lo que a él le brota de los meninges y no la ley que ha de imperar sobre todos en un mundo civilizado.

Es lamentable que los andaluces tengan que pagar el sueldo a impresentables como éste, que en nombre de su particular causa y fanatismo tratan de adoctrinar a las masas, aprovechándose de que este país ha perdido el norte, para sacar tajada para los de su secta y para él. A mí, personalmente, me fascina su hipocresía, su irresponsabilidad, su mezquindad y su miseria, solo un patán con su iluminación podría en estos momentos incitar a la rebelión popular para hacerse el imprescindible, eso sí, con una inmunidad parlamentaria conferida no para hacer lo que hace, sino para defender a los ciudadanos, y no enfrentarnos a unos con otros.

Si este hipócrita quiere ser verdaderamente solidario con sus paisanos como dicen en esta bendita tierra, que viva con el sueldo de alcalde y renuncie públicamente a su sueldo de diputado o viceversa, y que este lo pasen directamente al banco de alimentos, pero no quiera ser solidario a costa de los demás, y menos aún agrediendo a personas que defienden lo que le pertenece a quien les paga.