dimarts, 6 d’abril del 2010

Menores asesinos

  la guardia civil rescata el cadaver de cristina martín en una fábrica de seseña

El caso de Cristina Martín, la niña de 14 años asesinada en Seseña, al tiempo que reabre el debate acerca de las insuficiencias de la Ley del Menor -penas mínimas para delitos gravísimos-, instala en nuestra sociedad una pesadumbre de fondo. La percepción es que el sistema de valores sobre el que se asienta la educación de los jóvenes está fallando. O de que no sirve, porque fracasa en la formación y socialización de los nuevos ciudadanos.

Cuando se habla de fallos en el sistema no se habla de la escuela, porque es en casa donde se educa; dónde se debería inculcar en la mente de los niños valores esenciales como el respeto a la vida y el rechazo a la violencia.

Ni la escuela, ni los maestros pueden sustituir a los padres, pero el drama de nuestro tiempo es que a la hora de educar, los padres nos enfrentamos con un competidor formidable; competidor y, no pocas veces, enemigo. Me refiero a la televisión, el invitado que entra en todas las casas sin tocar el timbre. Entra y toma posesión del lugar sentando cátedra y sembrando todo tipo de semillas que van directamente al cerebro de mentes que en edades adolescentes no tienen posibilidad alguna de contraste.

Algunas de esas semillas son venenosas. Hay series pretendidamente idóneas para audiencias juveniles que en términos educativos resultan letales porque instalan la violencia como elemento consustancial de la vida cotidiana. Series que ensalzan la estética de las pandillas, el lenguaje soez, las conductas invariablemente anímicas, los discursos subliminales corrosivos frente a todo lo que significa esfuerzo, educación y dignidad. Que una muchacha de 14 años pueda retar a otra de su misma edad en términos de desafío pandillar no parece conducta aprendida en las escuelas o colegios de la localidad en la que ha quedado fechada la tragedia. Eso sólo se ve en la televisión.

Ante un crimen como el de Seseña, son muchos los que claman contra la Ley del Menor; pero amén de una reflexión acerca de la maldad de ciertos seres humanos, lo que primero que se le viene a uno a la cabeza es la violencia y la basura que circula por algunas cadenas de televisión. Porque, cosas así sólo se ven en la televisión.