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Cabe recordar el entusiasmo adolescente de Leire Pajín cuando dijo aquello de que tomáremos nota de la conjunción planetaria que ofrecerá el encuentro Zapatero y Obama. Pues no, no habrá tal encuentro con Obama, y a lo mejor es bueno que así sea, porque Zapatero tiene un compromiso ineludible con el primer problema de España: el paro.
Más de cuatro millones de parados, 124.800 en el último mes; más de un millón sin cobertura social. De esta cruda e insoportable realidad y no de conseguir como sea una foto con Obama, es de lo que se debería de preocupar Zapatero.
El drama es la desesperación de los cuatro millones de desempleados y los 17.000 autónomos que cerraron su negocio en el mes de enero, no que Obama le haya dado plantón. Pero, claro, mientras se habla del plantón, de las jubilaciones a los 67 años, del aborto, etc. no se habla del paro que es lo que le interesa a Zapatero y compañía.
Ayer mismo el responsable del equipo de empleo de Cáritas-España, Félix Miguel Sánchez comentó que en 2009 se habían multiplicado el número de personas en la atención social en comparación con 2007, y “algo semejante ocurre con los programas de empleo”.
Y quiero decir para terminar, que el hecho que Zapatero no asistiera al funeral por el soldado español John Felipe Romero Meneses, fallecido en un atentado en Afganistán, es vergonzoso e inperdonable, teniendo en cuenta que el funeral se hizo por la mañana en Barcelona, y él hasta la tarde no viajaba a EE.UU para asistir con su ídolo Obama al Desayuno Nacional de Oración.
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