divendres, 23 de novembre del 2007

Verdades sin edad (I)

  Dialogo entre padre e hijo

La educación sexual debe ser clara, oportuna y libre de prejuicios, vergüenza o eufemismos.

Las historias de abejas y flores o de cigüeñas que traen bebés sólo son, en la actualidad, un buen ejemplo de la vergüenza con la cual se intentaba explicar el tema de la sexualidad a los niños, en otro tiempo.

Sin embargo, con el auge de los medios de información, los niños reciben un bombardeo de datos a una edad temprana, el cual, a menudo deben interpretar por su cuenta. De ahí, la interrogante de muchos padres sobre cómo y cuándo tratar el tema de la sexualidad con sus hijos.

Un error usual es delegar el tema de la sexualidad a la fuente educativa, y después esperan que sean los niños quienes den el primer paso.

Esta es una manera equivocada de proceder, porque se promueve el tabú de que el sexo sea malo, explica la psicóloga María del Pilar Biba, quien añade que no hay que confundir sexualidad con sexo.

“Hay que aprender, primero, que la sexualidad es parte integral del ser humano, y abarca muchas más cosas que el acto en sí, tales como las relaciones con el sexo opuesto, identidad, protección”, explica la experta.

Por lo tanto, son los padres quienes deben de encargarse, antes que nadie, de enseñar a los hijos desde muy temprano que todos tenemos una sexualidad que nos identifica y que esto es normal.

“En la vida hemos aprendido sobre el tema de la sexualidad de una forma no dirigida, y el padre de familia tiene que saber que sus hijos, al crecer, van a tener nuevos intereses, las hijas se van a fijar en los chicos y viceversa, lo cual da las pautas para que el papá y la mamá sepan que van a haber cambios, que tienen que estar preparados y que lo acepten como algo normal como desarrollar una personalidad”, explica el doctor Oscar de la Mora, quien ha escrito varios libros sobre el tema.

Ante la interrogante de cuándo es el momento adecuado para enfrentar el tema, la respuesta es bien sencilla: siempre. Existen ciertas ideas, también erróneas de que el padre de familia debe esperar determinado “momento” en el cual, de manera seria, recurre a una reunión con el hijo y soltarle, de un solo tirón, toda la información sobre sexualidad que conozca.

No hay una edad específica en la cual hablarle de sexualidad a los hijos, esto debe ser un proceso gradual, y no hay que buscar un evento o fecha, sino que deben de darse conversaciones amigables, periódicas y sin darle excesiva importancia o ceremonia, para que el niño o la niña asuman el proceso como algo natural, explica Biba.

Por ejemplo, una ocasión puede ser cuando en una película se menciona alguna palabra, por ejemplo, “embarazo”, cabe preguntarle si él conoce esa palabra y explicarle qué es. Lo erróneo sería ignorar el tema, o peor aún, regañar al hijo si acaso hiciera él la pregunta. Reprimir es lo peor, pues buscará las respuestas entre sus amigos u otras fuentes que pueden darle una educación no adecuada.