Como parece ser según las encuestas del Centro de Investigación Sociológicas (CIS) Mariano Rajoy, Partido Popular (PP), ganara el domingo las elecciones para la presidencia del Gobierno, espero y deseo que al día siguiente de ser investido presidente, Rajoy corte de raíz las subvenciones a estos sindicatos vividores de la Unión General de Trabajadores (UGT) y de Comisiones Obreras (CCOO).
Es una vergüenza que los dos sindicatos mayoritarios en vez de movilizar a los españoles y salir a la calle -estoy completamente seguro que a partir del próximo lunes saldrán cada día- en protesta por los 5.000.000 de parados y recortes sociales que el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ha creado por su ineptitud, estén callados solo por el hecho de llenarse los bolsillos gracias a las subvenciones millonarias que reciben de su amigo de la Moncloa.
Millones y millones de euros dan para unos cuantos cruceros y hoteles de lujo. Vistas las cifras del negocio sindical, a nadie puede extrañarle que ahora pidan el voto para el socialismo, aunque intenten disimularlo por si acaso.
Saben sus líderes -y lo temen- que al cambio esperado y prometido hay que sumar la necesaria transformación de las organizaciones sindicales. No es de recibo que mientras España y Europa siguen en situación de emergencia, CC OO y UGT patrocinen huelgas políticas, dejando bien claro que habitan otra realidad distinta, que no es la de millones de españoles sufriendo la crisis, sino la de la intriga política y la irresponsabilidad, con el único objetivo de defender y prolongar sus excepcionales privilegios.
El poder desmesurado de estas vetustas y colosales organizaciones no se debe sólo a leyes insalubres para el desarrollo económico; también pesa muchísimo su poder de coacción, ya que llevan 30 años controlando la calle, gozando de inmunidad para la violencia de sus piquetes, y con miles de liberados que se han convertido en un ejército privado de profesionales de la agitación, pagados por todos los españoles.
La asignatura pendiente del Tribunal de Cuentas es fiscalizar los libros de los grandes sindicatos -CC OO y UGT-, porque hasta ahora nadie controla ni sus ingresos ni sus gastos, ni siquiera después de que la propia UGT protagonizara una de las estafas más multitudinarias de este país.
1 comentari:
Dice el refrán que " A cada cerdo, le llega su San Martín".
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