Hoy los españoles nos jugamos mucho en las urnas, aunque todas las encuestas dan como vencedor a Mariano Rajoy Partido Popular (PP), si gana Rajoy, que nadie espere milagros a corto plazo, porque tal como han dejado el país el Gobierno de Zapateo, Partido Socialista Obrero Español (PSOE), habrá que trabajar muchísimo para poderlo levantar.
Es vergonzoso que estos que han hundido a España se vayan de rositas a sus casas, Zapatero a León con un buen sueldo a tumbarse a una hamaca a ver pasar las nubes como dice él, y el resto con los bolsillos llenos de dinero de todos los españoles y millones de euros de patrimonio, mientras millones de españoles continuaran haciendo cola en la Oficina de Empleo y en los comedores sociales, otras rebuscando en los contenedores de basura, los jóvenes sin futuro y los pensionistas con dificultades para llegar a fin de mes.
El patético final de este Gobierno quedó escenificado el pasado viernes en la comparecencia tras el Consejo de Ministros de José Blanco y Elena Salgado.
Allí estaban el ministro, que, según aprecian la juez y el fiscal, puede haber cometido delitos de cohecho y tráfico de influencias y la peor ministra de Economía de nuestra historia con el récord de haberse equivocado en todas sus previsiones.
Ellos eran la cara y la voz de un Gobierno que ha llevado a España al borde del rescate. Un Gobierno del que fue hasta hace muy poco vicepresidente, ministro y portavoz Alfredo Pérez Rubalcaba, el candidato socialista que hoy se presenta a las elecciones como el salvador de España.
El día en que acabó la campaña electoral, el Ejecutivo recibió un duro varapalo de la Comisión Europea y del BCE, que rechazaron de forma tajante la petición de más ayudas que Zapatero había formulado.
«España debe ayudarse a sí misma», dijo el portavoz de la Comisión tras recordar que las instituciones de Bruselas llevan mucho tiempo colaborando con nuestro país.
Nos parece que lo mejor para España sería que el PP ganara ampliamente estas elecciones por muchas razones. La primera es que ello permitiría al Gobierno disponer del margen de maniobra que necesita en el Parlamento para sacar adelante las medidas de ajuste.
El segundo motivo es que el nuevo Ejecutivo necesita una gran legitimación política para llevar a cabo iniciativas que van a ser impopulares. Pero la mayoría absoluta es también conveniente para fortalecer el peso negociador del Gobierno en Europa, algo que va a ser muy importante en los próximos meses.
Por último, una mayoría holgada del PP dificultaría mucho al señor Rubalcaba convertirse en secretario general del PSOE, como él pretende.
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