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"La pobreza no es inevitable: es consecuencia de políticas y prácticas concretas", indica la campaña, que exige a los países del G-20, "que se han proclamado líderes para abordar la crisis económica", que hagan el mismo esfuerzo en hacer frente a su responsabilidad con los derechos humanos de millones de personas que viven en la pobreza.
El pleno respeto a los derechos humanos exige el reconocimiento del derecho a vivir dignamente y a obtener alimentos, agua, asistencia médica básica, educación y refugio de todas las personas, añade la campaña.
Además, la crisis económica "está agravando lo que ya era una crisis de derechos humanos explosiva" dicen en la organización.
Por ello, Amnistía recuerda que las personas que viven en la pobreza no sólo sufren privaciones, sino que están atrapadas, excluidas, sin voz y bajo la amenaza de la violencia y la inseguridad, por lo que los derechos son clave para salir de la trampa en la que se encuentran.
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