diumenge, 14 de febrer del 2010

¡Qué país! ¡Qué políticos! ¡Qué pena!

  zapatero y rajoy cara a cara

¡Qué ruina la nuestra y qué tiempos éstos en los que hasta el Rey tiene que recordar lo que es evidente! Que de la crisis no se sale sin un pacto para aparcar las diferencias partidistas y poner en común un programa capaz de estimular la economía para que se detenga la sangría del paro que va camino de tumbarnos.

En total, cuatro millones y medio de desempleados. En aras del bien común, en esta hora, lo que se impone es desterrar las miserias partidistas, los cálculo tácticos de los dos grandes partidos políticos nacionales cuya prioridad, en el caso del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), es preservar el poder y, en la del PP (Partido Popular), esperar a que se hunda el Gobierno para heredar.

Es verdad que el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, no está por la labor de dejarse ayudar -según él es "la ideología" quien le impide acordar con el líder de la oposición Mariano Rajoy-, pero no es menos cierto que el entusiasmo del líder conservador cuando se le pregunta por un posible pacto también es perfectamente descriptible.

Un pacto que, sin embargo, para buena parte de los españoles se revela como razonable, deseable y necesario. Pero no es probable que lo podamos ver.

¿Por qué? Pues por lo apuntado y porque, todo hay que decirlo, aunque parezca increíble, también hay ciudadanos que llaman a las emisoras de radio diciendo que a Zapatero ni agua, o que ni hablar de pactar con Rajoy.

Y mientras tanto, cada día tenemos cuatro mil nuevos parados.

¡Qué país! ¡Qué políticos! ¡Qué pena!