El folleto informativo que encontrarán las consumidoras de la píldora del día después en las farmacias oculta información clave para su consumo. La bomba hormonal que tiene efecto abortivo, vendida por Sanidad como anticonceptivo de emergencia, está ya a disposición de cualquiera, sin receta médica, en la farmacia.
En el punto 3 del folleto, titulado ‘¿Cómo actúa?’ se dice: “La píldora es un medicamento hormonal que impide o retrasa la ovulación y en la mayoría de los casos evita el embarazo, pero nunca lo interrumpe. Esta píldora NO ES ABORTIVA -destaca- ni produce ningún problema de salud o lesión en el embrión en el caso de que ya hubiera un embarazo”. Como explica Esther Fonseca, presidenta de la Asociación de Farmacéuticos Católicos en España, ”todo es un lenguaje manipulado, porque consideran que el embarazo empieza en la implantación, y como impide la implantación, eso no sería acabar con un embarazo. Pero, da igual cómo lo quieran llamar, lo cierto es que ese efecto se produce después de la concepción y así elimina un ser humano en desarrollo”.
Además, explica que en el prospecto del fármaco sí que dice que en el caso de que se haya fecundado impide la implantación, lo que contradice el folleto que ha preparado Sanidad, con la colaboración del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y la Sociedad Española de Contracepción, entre otros organismos. “Lo que más llama la atención y parece vergonzoso es que aparezca el Consejo de Farmacéuticos y que ellos acepten que se diga que no interfiere en el embarazo… Eso es falso”.
El folleto minimiza además los riesgos que supone su consumo. “¿Necesito algún tipo de reconocimiento o análisis para tomarla? Esta píldora es un medicamento seguro para la salud, por lo que no precisa de ningún reconocimiento o análisis previo a su toma”, se puede leer. En el punto 7, sobre los ‘Efectos secundarios’, se añade: “Son poco frecuentes, débiles y desaparecen rápidamente. Pueden aparecer náuseas, dolor de cabeza y desarreglos menstruales”. Sin embargo, como destaca Esther Fonseca, consumir la PDD no es precisamente como tomarse un caramelo para la tos: “Es un engaño. El consumo descontrolado y masivo va a ocasionar graves problemas de salud. En Inglaterra, que llevan muchos años vendiéndola sin receta, tienen casos de mujeres que han llevado a los tribunales a los fabricantes por ello. Sanidad ha dado la sensación de que es un fármaco inocuo. Aunque luego dicen, eso sí, que no se consuma de forma habitual. Ahí hay una contradicción. Ellos mismos dicen que no pasa nada, pero que no la tomes mucho…”.
El tríptico alude además al fármaco como “medicamento”, cuando en realidad no lo es, ya que no cura nada. Puede prevenir un embarazo no deseado, que no es ninguna enfermedad, o tener efecto abortivo, y servir así para eliminar una vida humana.
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