La vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa De la Vega ya ha anunciado que para finales de año estará lista la nueva Ley de Libertad Religiosa. Pero lo que no ha dicho es que el grueso de la reforma no se encuentra en el ministerio de Justicia, sino en la misma vicepresidenta De la Vega.
Es ella la que ha mantenido los contactos preliminares con los ministerios de Educación, Sanidad y Defensa para ir tomando decisiones. El esquema básico es que los signos religiosos deben quedar relegados al ámbito privado, preservando los espacios públicos de “pluralidad neutral”.
Lo que pasa es que -como señala el Observatorio para la Libertad Religiosa- “la religión es una cuestión privada, no personal, y en cuanto personal, tiene trascendencia pública”.
En materia educativa, Caamaño ya ha señalado que los crucifijos no son bienvenidos aunque se mostrará tolerante con el belén navideño. Y se respetará la presencia del crucifijo los centros educativos con ideario católico.
En el resto serán las asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPAs) las que tomen la decisión de mantener o no el crucifijo. La última parte de la agenda laicista de De la Vega es la Ley de Igualdad de Trato por la que se pretende tipificar a quienes pongan en cuestión el matrimonio de personas del mismo sexo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada