Las lentillas del futuro dejarán de tener un tono azulado, para tenerlo amarillo –eso sí, el color de fondo será inapreciable una vez que estén en los ojos-. De esta forma, podrán absorber el exceso de luz al que estamos expuestos y preservar durante más tiempo la retina. El aparentemente sencillo, pero beneficioso invento ha sido realizado por una española, la investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, Celia Sánchez Ramos, que ha recibido por esta idea las medallas de Oro a la mejor patente en el área sanitaria de la Oficina Española de Patentes y de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, además del Premio a la Mejor Mujer Inventora 2009.
Sánchez Ramos explicó a grandes rasgos el fundamento de su idea: «Observé que el cristalino del ojo amarillea con la edad, lo que me llevó a pensar que era algo que el ojo desarrollaba como defensa. La luz violeta, justo la que linda con el ultravioleta, absorbe el amarillo, luego si la lente tuviera un color amarillo pálido, podría actuar como barrera a la zona de luz que pretendemos parar y que supone el 13 por ciento de la luz que nos rodea a lo largo de toda nuestra vida».
La lente amarilla, que su inventora define como «la crema protectora para los ojos», se probó con éxito en 23 hospitales españoles en enfermos operados de cataratas, aunque la tonalidad es aplicable y útil en cualquier lentilla.
Sánchez Ramos espera que las lentillas con el nuevo color se comercialicen «a muy corto plazo». De momento presentará el invento el mes próximo en EE UU y ya mantiene contacto con varios fabricantes de lentillas que se han interesado por aplicar la novedad. «La lente no tiene por qué ser más cara, sólo que ahora hay una base científica para elegir el color de fondo», agrega.
El palmarés acumulado por Sánchez Ramos es para ella una muestra de que «en España se hace ciencia, buena ciencia, que puede ser reconocida. Y en época de crisis, más que nunca, hay que trabajar mucho y bien».
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