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Hay quien, aprovechando una enfermedad o dolencia, falta al trabajo más de lo que debiera. Pero a veces ni si quiera es que se alarguen o exageren las bajas, simplemente se inventan. Este hecho, que se agrava en las crisis económicas, afecta cada vez más a las empresas y a las arcas públicas. Pero el chollo puede llegar a su fin.
Para dar con quienes defraudan, están surgiendo sistemas que, desde la biomecánica, son capaces de cuantificar en qué medida una dolencia permite o no trabajar a un empleado.
Un ejemplo es Nedcerv, un sistema de valoración del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) que detecta dolencias cervicales como el esguince, la mayor patología de tipo traumatológico en bajas laborales. Antonio García Barreiro, director médico de la mutua Asepeyo, así lo definió, en el marco de unas jornadas sobre valoración funcional, como el «cuponazo cervical», haciendo un símil con la suerte de quienes dicen padecerla, sea verdad o no.
Éste y otros sistemas están siendo introducidos en los procesos judiciales como métodos de prueba y detectores de fraude. El médico jefe del equipo de Valoración de la Seguridad Social en Valencia, Juan Domene, asegura que las bajas simuladas suben cuando hay crisis, por lo que prevé un repunte.
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