¿A dónde están las feministas?

El pasado día 14 el senador y presidente del Gabildo de la isla La Gomera, Casimiro Curbelo, originó un escándalo de autentica vergüenza en una casa de señoras de Madrid -insulto a las señoras que trabajan allí y les soltó el disparate "Yo me meo en las putas, yo no pago a las putas", rompió cristales, vasos y una mesa-. Es cierto que cada persona es libre de ir a donde le venga en gana, pero como padre de familia que soy me parece una inmoralidad que un padre se vaya con un hijo a un lugar como éste, cuando con ello se traiciona a una mujer que es la esposa y madre respectivamente.

Pero con ello no tuvo suficiente, ya que después se fue a la Comisaría de Policía y les dedicó a los policías allí presentes unos insultos impropios de una persona adulta y con un cargo público.

Lo primero que tiene que hacer un político es dar ejemplo a sus votantes y a toda la ciudadanía, es lo mínimo que se les puede exigir. Además, respetar a las fuerzas de seguridad que, como funcionarios, realizan su trabajo y que no están para despropósitos montados por un político a altas horas de la noche, es un principio ético que un cargo público no se puede permitir el lujo de pasar por alto.

Tras este monumental escándalo las feministas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no han salido en defensa de estas señoras que han sido insultadas, en cambio si lo hicieron y con toda la razón cuando Francisco Javier León de la Riva (Partido Popular) alcalde de Valladolid metió la pata en unas declaraciones desafortunadas en la emisora de Onda Cero, al ser preguntado por los cambios en el Ejecutivo central, el alcalde vallisoletano ironizó con el perfil de la nueva ministra:

"la Leire Pajín, una chica preparadísima, hábil, discreta, que va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y que va a ser la alegría de la huerta".

"tengo que decir que cada vez que le veo la cara y esos morritos... pienso lo mismo, pero no lo voy a decir aquí".

Con los escándalos de corrupción que estamos conociendo últimamente por parte de algunos políticos, y estos, nos demuestran una vez más que en la política española hay algunos vividores y sinvergüenzas que no merecen estar en ella, y mucho menos aún, que les paguemos el sueldo.