El asma afecta a un 10 por ciento de los niños en edades comprendidas entre los 5 y los 12 años, es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia, una de las principales causas de ingreso de niños en el hospital y el primer motivo de ausencia escolar y, según informó ayer la Sociedad Española de Neumología Pediátrica (SENP).
No obstante, desde la SENP se recuerda que un menor con asma puede llevar una vida diaria normal con el tratamiento adecuado y la implicación de padres y educadores para controlar la enfermedad. «Un buen control del asma debe permitir al menor realizar una vida diaria normal y practicar ejercicio físico, es decir, con una vida libre de síntomas», advierte el presidente de la SENP, el doctor Eduardo Pérez-Yarza.
Para ello, destaca la importancia de la implicación de padres y educadores para aprender a prevenir y controlar la enfermedad y mejora del tratamiento. Así, recomienda aprender a adaptar el ambiente del menor; evitar su exposición a los factores que desencadenan la enfermedad; conocer las necesidades del niño e identificar los signos de alerta. El asma es una enfermedad pulmonar crónica que se produce como resultante de varios factores, entre los que destaca la predisposición genética y la relación con las alergias, que en los niños se produce en el 70 por ciento de los casos.
Además, entre otros factores desencadenantes se encuentran las infecciones víricas respiratorias como los resfriados y la gripe, y los contaminantes del aire como el humo de cigarrillo y los olores penetrantes. Entre síntomas más destacados se encuentra la dificultad para respirar o respiración jadeante, las sibilancias, la tos, sensación de opresión en el tórax, dificultad para hablar y voz entrecortada, y cansancio. Según alerta la SENP, estos síntomas pueden producirse con mayor frecuencia si el niño no sigue correctamente el tratamiento.
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