Las celdas de aislamiento de varias prisiones catalanas cuentan con videocámaras de vigilancia. Desde marzo se han instalado una decena en la cárcel Modelo de Barcelona y en la Quatre Camins (La Roca del Vallès)
Las celdas de aislamiento tienen dos funciones: por una parte acogen a los internos que hayan motivado algún altercado en el módulo, que estén muy exaltados o que puedan suponer un peligro para los demás reclusos; o a los que hayan sido víctimas de un ataque y necesiten protección. En ambos casos, los reos no pueden permanecer en estos habitáculos más de 12 horas seguidas.
Por otro lado, el aislamiento también se impone a personas que llevan droga oculta en su organismo, y se las retiene aisladas hasta que la evacuen, ya que se ha dado el caso de que hay internos que, una vez han expulsado las sustancias estupefacientes, las han vuelto a ingerir.
El Departamento de Justicia afirmó que esta medida de vigilancia tiene como objetivo «controlar a los internos que estén nerviosos y que podrían autolesionarse», y «proteger a los funcionarios de posibles agresiones», e incluso de posteriores y falsas denuncias por torturas.
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