El Cuerpo Nacional de Policía se encuentra en una situación caótica debido a la mala gestión de sus presupuestos. Son muchos los casos de falta de material fundamental para el desarrollo de su trabajo. Los agentes están llegando, en algunos casos, a comprar partes de su uniforme pagándolo con su propio dinero.
La escasez de municiones lleva a situaciones dantescas, como que no se cumplan las prácticas de tiro obligatorias o que los policías salgan con armas nuevas, el fusil Z-70, después de haberlo disparado solamente cinco o diez veces en prácticas.
En Valladolid o Zamora no se ha entregado todavía a los agentes los uniformes de invierno y patrullan a 10º bajo cero con el de verano y, debajo, toda clase de mallas para paliar el frío, además, en muchos casos se han tenido que pagar ellos las botas y los guantes. En algunos casos, la mitad del uniforme que llevan los policías se los han tenido que costear de su propio bolsillo.
Otro caso flagrante es, también en Valladolid, donde 40 coches patrulla y camuflados, los populares K, han estado parados un mes y medio porque no pasaban la ITV. Claro que también les ha venido bien porque la consigna dada desde la Jefatura de esa ciudad ha sido patrullar menos para ahorrar combustible.
La acusación de la mala gestión recae directamente, según los sindicatos policiales, sobre el ministro Rubalcaba y el director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez. Se inflan a proclamar nuevos planes contra el crimen organizado y contra la violencia de género pero no se les dota de medios y personal.
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